Reconocer el comienzo
de un proceso creativo no es nada fácil, en general este empieza a gestarse mucho antes de ser advertido, sin
embargo hay mojones, avisos innombrables, que van dando cuenta de que algo
diferente está sucediendo, algo que, como dijera Leoplodo Marechal, “es un
sabor eterno que se nos ha prometido y el alma lo recuerda”. Los procesos
creativos deambulan por los tiempos hasta que los barajamos para comenzar el
juego.
Mi origen de ceramista,
que nace casi en la adolescencia, me brindó las bases alquímicas para poder asumir en 1980 el gran desafío de “quitar la gravedad”. Un
salto cualitativo que silenció mi voz al
tiempo que amalgamaba los parámetros
formales de tiempo y espacio.
Acostumbrada a usar y
transformar la materia, resultaba curioso y hasta paradójico que fueran esas
mismas condiciones las me permitieran avanzar en la creación de lo intangible,
insólitas vivencias que amplían exponencialmente la matriz del conocimiento humano.
Desde hace treinta y
dos años mi trabajo profesional consiste en
ampliar la percepción a través de
espejos que promueven la visión de espacios desconocidos, espacios que se expanden
y se meten dentro del cuerpo ensanchando y transformando significativamente la
percepción ordinaria.
Apoyada en principios
de la contemporaneidad científica recorro
caminos espirituales que no reconocen dogma alguno. Desde entonces, el espacio y el espejo han
sido categóricamente mis recursos, los mismos que ofrezco para que los
participantes puedan explorar nuevas dimensiones de sus propias capacidades creativas.
Tras largos y
prolíferos años de arduo trabajo con
las MATERIAS DE LA INMATERIALIDAD, en
2004, acompañada por Alex Fernández,
sumé un nuevo recurso a la colección de intangibles: el aire, y con esta
nueva substancia realizamos obras que pulsan y respiran al igual que los organismos vivos. En ellas, el ya
tradicional espejo núbico cambia su orientación, deja ahora su hábito de
apuntar hacia arriba para descubrir espacios ingrávidos y pluridimensionales
que ahora enfocan volúmenes animados por
el viento. El nuevo juego es multiplicar y dinamizar la realidad desocultando
el mito de la objetividad.
MIRADAS NÚBICAS pone
en tierra aquel proceso creativo de “sabor eterno” que lleva a la creatividad
humana a hacerse cargo de su libertad y así transgredir el orden establecido
que conduce y manipula la mirada.
En este espacio, los
autores somos todos. La práctica que amplía la consciencia es individual, la
resonancia sobre la realidad cotidiana pasa a ser un hecho social.
Mireya Baglietto
Buenos Aires, febrero
de 2013
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