Una muestra para andar por las nube.
La inmensa planta baja del Palais de Glace se convierte en un espacio de ensueño, lúdico y etéreo cuando se ingresa a la exposición antológica de la artista Mireya Baglietto, “Miradas núbicas”, que desafían al espectador a trastocar la percepción y animarse a jugar, siempre observando a través de un espejo.
Por Mercedes Ezquiaga nota Télam
En los mil metros cuadrados de sala se superponen telas de diferentes texturas, colores y tamaños, que penden del cielo de manera irregular, y antes de acceder a la muestra se entrega un espejo a cada participante para que coloque justo debajo de la nariz: mientras uno camina, el techo entonces se vuelve suelo y la mente ingresa en una nueva percepción.
"El arte núbico es una experiencia sensorial que refiere a la materialidad y al mundo de las formas. La persona recibe señales muy potentes, la organización que uno tiene en la cabeza no le responde, y ahí empieza lo mágico. Se abre un campo de percepción nuevo”, cuenta Baglietto a Télam durante el montaje.
"El espectador -prosigue- se convierte en cocreador y es tan potente la propia acción creativa que aquí no importa de quién es la obra ni cómo se llama ni cuánto vale, lo importante es la experiencia personal”, se entusiasma la creadora.El espejo es el elemento esencial es esta recorrida donde cada visitante tendrá una visión absolutamente única y original. Para emprender el recorrido, es importante atreverse a jugar y dejarse llevar.
La primera vez que Baglietto (1936) presentó su muestra de arte núbico fue en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta en 1980, a donde acudieron unas 150.000 personas. A partir de allí, la experiencia se repitió en la Bienal Internacional de San Pablo y múltiples versiones en el interior de Argentina.Ceramista, pintora, dibujante y escultora, Baglietto obtuvo numerosos premios a lo largo de su carrera, como la Medalla de Oro de la Exposición Internacional de la Cerámica Contemporánea en Praga (1962) y el Gran Premio Nacional de Artes Visuales 2005, entre tantos otros.
"Mi origen de ceramista me brindó las bases alquímicas para poder barajar en 1980 el juego desafiante de `quitar la gravedad`, un salto cualitativo que silenció mi voz para que mi alma recordara la realidad de otros tiempos y otros espacios", revela la artista sobre sus comienzos.
Esta muestra contará con un espacio de “reflexión” donde los visitantes podrán dejar su impresión de la recorrida, como ya se ha hecho en otras oportunidades, con frases como “es entrar en una cuarta dimensión”, “parecía estar en un lugar sin gravedad”, “magnífica e indescriptible” o “dos palabras solas: lo máximo”. "Tengo miles", dirá luego Baglietto.
La primera vez que Baglietto (1936) presentó su muestra de arte núbico fue en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta en 1980, a donde acudieron unas 150.000 personas. A partir de allí, la experiencia se repitió en la Bienal Internacional de San Pablo y múltiples versiones en el interior de Argentina.Ceramista, pintora, dibujante y escultora, Baglietto obtuvo numerosos premios a lo largo de su carrera, como la Medalla de Oro de la Exposición Internacional de la Cerámica Contemporánea en Praga (1962) y el Gran Premio Nacional de Artes Visuales 2005, entre tantos otros.
"Mi origen de ceramista me brindó las bases alquímicas para poder barajar en 1980 el juego desafiante de `quitar la gravedad`, un salto cualitativo que silenció mi voz para que mi alma recordara la realidad de otros tiempos y otros espacios", revela la artista sobre sus comienzos.
Esta muestra contará con un espacio de “reflexión” donde los visitantes podrán dejar su impresión de la recorrida, como ya se ha hecho en otras oportunidades, con frases como “es entrar en una cuarta dimensión”, “parecía estar en un lugar sin gravedad”, “magnífica e indescriptible” o “dos palabras solas: lo máximo”. "Tengo miles", dirá luego Baglietto.
Por su carácter antológica, la exposición incluirá también trabajos -que van de 1980 a 2013-, un repertorio de obras pulsantes que respiran y elevan, que también deben ser recorridas con el espejo, pero esta vez, apuntando hacia abajo.
En las obras pulsantes, el espejo enfoca los volúmenes para que el ojo multiplique, fragmente, construya y dinamice las formas.
Un conjunto secuencial de paneles que explica los fundamentos del Arte Núbico, el proceso creativo y un repertorio de obras realizadas entre 1981 y 2011, acompaña el recorrido de la muestra en las paredes de la sala.Las obras de Baglietto “están orientadas a provocar cambios radicales que mediante `el darse cuenta` superen el habitual pensamiento hegemónico de nuestra cultura. Ella expresa que se trata de un arte de vínculos y no de objetos, un arte que no se consume, se devela”, señala el curador Héctor Médici.
Para el director del Palais de Glace, Oscar Smoje, “sus propuestas lúdicas son `orgánicas` en varios sentidos: como artista se propone suspender las certezas en torno a los lugares por los que circulamos para que el espectador deje su condición de `espectador` y se asuma como partícipe, co-creador y habitante de su propio espacio”.
La Nube, que ya tiene carácter de obra emblemática de arte participativo, ha sido declarada de interés cultural y nacional por la Secretaría de Cultura de la Nación, el Ministerio de Cultura del Gobierno porteño, el Fondo Nacional de las Artes y la Cámara de Diputados de la Nación.
Un conjunto secuencial de paneles que explica los fundamentos del Arte Núbico, el proceso creativo y un repertorio de obras realizadas entre 1981 y 2011, acompaña el recorrido de la muestra en las paredes de la sala.Las obras de Baglietto “están orientadas a provocar cambios radicales que mediante `el darse cuenta` superen el habitual pensamiento hegemónico de nuestra cultura. Ella expresa que se trata de un arte de vínculos y no de objetos, un arte que no se consume, se devela”, señala el curador Héctor Médici.
Para el director del Palais de Glace, Oscar Smoje, “sus propuestas lúdicas son `orgánicas` en varios sentidos: como artista se propone suspender las certezas en torno a los lugares por los que circulamos para que el espectador deje su condición de `espectador` y se asuma como partícipe, co-creador y habitante de su propio espacio”.
La Nube, que ya tiene carácter de obra emblemática de arte participativo, ha sido declarada de interés cultural y nacional por la Secretaría de Cultura de la Nación, el Ministerio de Cultura del Gobierno porteño, el Fondo Nacional de las Artes y la Cámara de Diputados de la Nación.
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